El marido de mi compañera es el morguero del hospital donde trabajamos. Ayer ella me contó que vino una mujer a pedirle que la deje ver a su hijito que murió hace dos meses. La pobre mujer no tiene plata para retirar el cuerpo, así que tiene que esperar a que se lo devuelvan “por vía administrativa”. No sé qué significa, pero entiendo que así no tiene que pagar el trámite.
Pensé en esa mujer que tal vez se tomó el tren muy de madrugada o dos colectivos o ambas cosas para ver a su niño muerto. Hasta que no pueda enterrarlo vendrá muchas a veces a pedir que se lo muestren. Vendría todos los días si pudiera.
El papeleo burocrático, mantiene a la madre y a su hijo en un limbo terrenal que puede durar muchos meses todavía.
Mientras el cuerpito siga en la morgue, ella no terminará de entender que su hijo está muerto. Cuando lo sacan de la heladera y la dejan estar un rato con él, parecerá que el niño está dormido.
Esta mañana, escuché en la radio una entrevista a Isabel Vázquez, una de las fundadoras de Las madres contra el Paco, a quien, ayer, le mataron un hijo. El mismo hijo que ella rescató de la droga, por el que se juntó con otras madres y empezaron a golpear puertas, a exigir apoyo a las instituciones, a agarrar a la policía del uniforme y llevarla a rastras hasta el barrio para mostrarles cada agujero donde venden paco a sus hijos.
Todas las semanas enterramos tres o cuatro pibes, dijo Isabel: o los mata la policía, o los matan los transas, o se ahorcan con alambre de púas porque no aguantan la abstinencia.
Contó de la primera vez que tomó conciencia de lo que estaba pasando en su barrio: una noche salí muy tarde a sacar la basura y vi un grupo de pibes que venía de la esquina, serían unos diez… parecían sacados de la película los muertos vivos. Llamó a una amiga y le contó lo que acababa de ver. A la noche siguiente la amiga vino a su casa y las dos salieron a ver la misma escena. Algo tremendo estaba pasando aunque todavía no sabían qué.
Isabel dijo que si no frenamos el paco en diez años nos quedamos sin pibes.
Isabel todavía no tuvo tiempo de llorar a su hijo. Probablemente pase bastante hasta que pueda sentarse y permitir que el dolor la tome toda.
Todavía no caí, dice, lo veo en todas partes.
Cuenta que le puso Emmanuel porque cuando nació ella estaba muy sola, no le había buscado nombre todavía, y en la tele le estaban haciendo una nota al cantante Emmanuel que dijo que su nombre quería decir: Dios con nosotros. A Isabel le gustó. Le pareció que era un nombre apropiado para su hijo que “iba a ser alguien en la vida”.
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2 comentarios:
aunque por distintas razones, odio la ilusión (de estas mujeres)tanto como las mentiras (de los poderosos)
la tortura por la esperanza: un relato maravilloso de un clásico olvidado: villiers de l'isle-adam
la puta!
mi madre le puso a mi hermano Emanuel por eso mismo, y por el mago Emanuel, el hijo de Dora Baret.
mi hermano estuvo muy mal, ahora está mejor. mi madre reza,
reza para que lo salve un milagro.
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