jueves, 27 de diciembre de 2007

Salgo poco

Gloria Milesi ¿quién es?
Me dijeron que sabe mucho de "estilo propio" y no doy con un corte de pelo que me siente bien. Y con el año nuevo encima!

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Una chica de Provincia

Uno de los primeros impactos de lectura que recuerdo es el que me dio Grishka y su oso, el libro de René Guillot que relata la entrañable amistad entre un niño esquimal y un oso pardo al que toda la comunidad prepara para un sacrificio. Hace un par de años volví a esa magnífica historia y reconfirmé la lectura que a los ocho años me inauguró: la enorme sorpresa, que te deja impávido, de cuando las balas llegan desde el mismo lugar que te dio felicidad, dirección y certeza.
Una especie de iniciación que se sigue repitiendo sólo cuando, de entre la andanada de libros y de escritoras y escritores, hay alguno que tiene el rastro de la tripa y no admite ni las cabriolas de ambiente, ni las complacencias, ni el lujo de los artículos de moda.
Este jueves 20 de diciembre a las 20 hs, en la sala La Ranchería de la Manzana de las Luces de Perú 272, se presenta Una chica de Provincia de Selva Almada.
Antes de que Selva se convirtiera en mi amiga fui su lector, o su escucha en las reuniones del taller de dramaturgia, donde nos conocimos hace algunos años. Pasó bastante tiempo hasta que la casualidad de un encuentro nos permitiera descubrir que vivíamos en el mismo pasaje de Caballito y me habilitara a mí acercarme a quien me producía tanta admiración. Selva escribe con el mismo trazo con que hace todas las otras cosas, con una falta de exaltación y una timidez que la vuelven violenta, persistente y maravillosamente extraña.
A quienes lean esto les recomiendo asomarse a la presentación y agenciarse el libro: no es común esa pluma seca y exquisita, ni es habitual leer relatos de esa calaña. Almada es una escritora en serio y sus narraciones le ganan a cualquier intento de discurso; no hay manera de atajarse, ni modo de resistirse a la fuerza bruta de esos cuentos que te tragan como un remolino en la aparente tranquilidad del río y luego te dejan en la otra costa sin entender bien qué pasó pero con la certeza de que algo te cruzó y te despeinó el jopo seriamente.

lunes, 17 de diciembre de 2007